Hace unos tres años (a finales de 2019) coincidió con una época en la que había dejado las pastillas anticonceptivas así que inmediatamente deduje que se debía a un desequilibrio hormonal. Recuerdo que no fue algo de la noche a la mañana sino que fue poco a poco, hasta que en junio de 2020 donde mira cara estaba hecha un cristo, con muchísimo acné en la zona de la mandíbula y por las mejillas (era un acné con pápulas). Quizá si hubiera tenido una buena rutina cosmética, hubiera evitado llegar hasta ese punto pero en ese momento no tenia los conocimientos que tengo hoy en día gracias a mi curiosidad y a toda la información que comparten las divulgadoras y divulgadores científicos por las RRSS.

Justo después de volver de las fiestas de San Joan (junio de 2020) pedí cita con el dermatólogo del seguro y con el de la seguridad social pero ya sabemos lo mal que está ésta última así que mientras que el privado me dio cita para la semana siguiente, el de la seguridad social me dio cita para septiembre…

Visita al médico de la privada: me dijo directamente que si quería controlar mi acné hormonal tenía que volver a tomar las pastillas porque sino no era posible, así que desesperada por mejorar mi acné (recuerdo que fue una época dura porque me acomplejaba mucho ya que sentía que todo el mundo me miraba los granos cuando me hablaba) decidí hacerle caso y volver a las pastillas. De tratamiento me mandó una crema con ácido azelaico al 20% (Zeladerm) y que utilizara un limpiador como el de Cerave espumoso.

Mi acné mejoró durante esos meses pero no terminaba de irse, sentía que aún estaba “activo” aunque las pápulas no estaban tan inflamadas como antes. 

Visita al dermatólogo de la seguridad social: después de muchos meses esperando por fin pude ir a mi cita y recuerdo que la visita fue súper rápida. No sé si fue porque mi acné no era lo suficientemente “grave” y por eso le restó importancia pero sentí como que estaba siendo una exagerada. Me recetó una crema (DUAC) con peroxido de benzoilo que es un ingrediente muy potente y efectivo en estos casos de acné y también me recomendó que utilizara el gel forte de Neostrata por las noches (solo en invierno) para el tema de las manchas/marcas.

Como dato curioso, los dos médicos dijeron que era acné hormonal leve/moderado pero casualmente ninguno de los dos me hizo ninguna analítica.

Un mes después, mi acné mejoró muchísimo pero aún se veían las manchas post-inflamatorias. Actualmente, y desde entonces, no he vuelto a sufrir ningún brote de acné aunque sí que es cierto que sigo tomándome las pastillas. Mi miedo ahora es plantearme dejar las pastillas de forma definitiva y volver a convivir con el acné de nuevo. 

Para terminar, me gustaría decir a todos aquellos que tienen acné que no te desesperes, tu acné no va a desaparecer antes por ello. Yo cometí el error de volver a tomarme las pastillas como solución rápida a un problema que me tenía muy acomplejada pero yo os animo a que busquéis otras opciones e investiguéis, acudáis a diferentes especialistas fuera del ámbito de la dermatología (nutricionista, psicólogo…) para abordar el problema de una manera integral. Por si os sirve de ayuda: conozco casos cercanos que también les ocurrió algo parecido (sufrieron acné después de dejar los métodos anticonceptivos) pero no recurrieron a las pastillas y después de muchos meses volvieron a tener la piel sin acné. Como os digo todo está en la paciencia y en la constancia, en un buen tratamiento, cambios en la alimentación y en el estilo de vida y en una buena rutina cosmética.

Y por supuesto, no dejéis que os ofendan los comentarios de los demás porque están basados en falsas creencias. Por ejemplo, a mi me decían cosas tipo “joe, con la de las cremas que te echas y mira como tienes la cara”. Y este tipo de comentarios los magnificaba porque justamente las personas que me los hacían eran personas con cero cuidado facial y que tenían la piel “perfecta” (entiéndase sin granos). Que no os engañen: el acné es una enfermedad y como tal la puede padecer hasta la persona más cuidadosa con su piel.

Creo firmemente que la visibilización de esta enfermedad tanto en redes sociales como en series o películas ayuda muchísimo a normalizar una realidad social que sufrimos, por desgracia, muchísimas personas. Ojalá esta visibilización vaya a más y dejemos de lado esa falsa perfección que tanto daño nos hace a todos/as.